Estancia de las Vacas (Capilla de las Huérfanas)

 

A mediados del siglo XVIII, por expreso otorgamiento de las autoridades de Buenos Aires, al Hospicio y Residencia bonaerenses de Nuestra Señora de Belén, se afincan esta región los Padres de la Orden de Jesús.

Entre los arroyos de las Vacas y San Juan, y desde el Río de la Plata hasta más allá del cerro de las Armas. Estancia del Río de las Vacas o Estancia de las Caleras de las Vacas que todos estos nombres le fueron dados, de más de cuarenta y dos lenguas cuadradas de superficie, recibidas con la finalidad de destinar su producido a las obras piadosas que los religiosos tenían en Buenos Aires.

Estancia con el núcleo central junto al arroyo interior Juan González donde levantan la Capilla de Veintiún metros de largo con siete de ancho y muros perimetrales de casi un metro de espesor, grandes y numerosas habitaciones de ladrillos alrededor de dos patios, talleres de herrería y carpintería, tahona, dulcería, panadería, telares, hornos de ladrillos y tejas, hornos de cal e innumerables ranchos para peones y negros esclavos.

Tal los hechos hasta 1767, año en el que de diversos reinos europeos incluido el español, se expulsa a los jesuitas.

Para entonces la Estancia de las Vacas a depender de la Junta Municipal de Temporalidades de Buenos Aires, la que encarga su dirección al don Juan de San Martín, padre del futuro Prócer.

Y con él aumentan las instalaciones y haciendas, pues será muy eficaz administrador este hombre de armas, antes destacado en las Víboras con el grado de teniente de infantería e importantes fuerzas a su mando.

En 1770 contrae enlace con Doña Gregoría Matorras, española y hasta 1774 residen en la estancia, donde nace María Elena (1771), Manuel Tadeo (1772) y Juan Fermín (1774), hermanos del héroe cuyas partidas de bautismo se guardan en el Museo Parroquial de Carmelo.

En 1774 don Juan de San Martín pide relevo y se aleja. El establecimiento tendrá un nuevo administrador hasta cuatro años más tarde en que orden del Rey pasa a los religiosos de la Orden de la Caridad, quienes en Buenos Aires dirigen el Colegio de las Niñas Huérfanas al que deben destinar los recursos y motivo por el que la estancia empieza a conocerse como Calera y Capilla de las Huérfanas.

A su vez, la imagen patrona de la Estancia trasladada a Carmelo en 1848 y vestida aquí con el manto marrón de la Virgen del Carmen, ocupará desde dicho año el altar principal de uno de los templos locales.

Estancia de las Vacas, expresión del avance civilizador en el país, cuyos esplendores tanto influyeron par valorizar la zona hoy carmelitana, y donde en lo que fue su puesto de los Remedios, sobre la costa sur del arroyo de las Vacas - hacia la desembocadura - se extiende actualmente uno de los sectores más hermosos y promisorios de esta ciudad.